Desde 2015, pues, la meta declarada del ODS 10 es "reducir la desigualdad dentro de los países y entre ellos". Existe un consenso cada vez mayor sobre el hecho de que el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza, y que nuestros esfuerzos por hacerlo más inclusivo hasta ahora han sido insuficientes. El primer paso para reducir la desigualdad es adoptar una perspectiva sistémica, que permita un análisis integrador que abarque los dos extremos de la escala. Las políticas deben ser universales en principio y prestar atención a las necesidades de las poblaciones desfavorecidas y marginadas. Basada en la comparación, la desigualdad nos recuerda que no basta con estudiar a los que menos ganan y a los pobres. Por el contrario, el término exige que ampliemos nuestra perspectiva, escudriñando cómo se genera y acumula el valor económico, a costa de quién y - no menos importante - cómo podría hacerse más justo el sistema en su conjunto. Por lo tanto, "Transición hacia la reducción de las desigualdades" explora las tendencias de la desigualdad en todo el mundo, ofrece un debate sobre diferentes medidas y perspectivas comparativas, destaca los actores clave que se beneficiaron o sufrieron las recientes tendencias económicas, y explora las opciones políticas para reducir la desigualdad y contribuir así al ODS 10.